Dentro del liberalismo clásico en la corriente alemana de dicho pensamiento figuraba Wilhelm von Humboldt, su libro 1972 Los límites de la acción del Estado supuso una crítica y un rechazo frontal al absolutismo político desde una nueva concepción del hombre.
Su principal preocupación fueron los fines del estado, él considera que la determinación de los fines del estado debe hacerse partiendo de los fines propios del ser humano, creía que debía subordinarse los fines y la acción del estado a los fines y necesidades del individuo.
Para Humboldt el verdadero fin del hombre dictado por la razón es el desarrollo de las potencialidades del individuo, es la más elevada y proporcionada formación posible de todas sus fuerzas como un todo, entendía que el ideal de hombre como la condición primera estaba la libertad y junto a esta, manifestar su propia especificidad como individuo.
Entre los gobernantes se creía que la función del estado era velar por la seguridad de los individuos y también suministrarles bienestar físico y moral, contrario a este pensamiento, von Humboldt critica la acción del estado para lograr el bienestar colectivo, decía que el estado al intentar dirigir y interferir en la vida privada de los individuos les hacia sacrificar su propia independencia y que los convertía progresivamente en uniformes y pasivos.
Según él el estado no puede ocuparse del bienestar físico o moral, no debe intervenir en instituciones educativas o religiosas, el estado debe limitar su acción a la tarea de suministrar seguridad a los ciudadanos, absteniéndose de influir en el carácter y la moral de la nación más allá de esa medida de seguridad.
Los ciudadanos podrán estar seguros de no ser perturbados por ninguna injerencia ajena al ejercicio de sus derechos cuando exista certeza de que la libertad se concede y garantiza por ley.
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